Los expertos en neurociencia, afirman que la música y el ritmo tienen un impacto profundo en el cerebro, especialmente en los niños.
La percusión, en particular, activa diversas áreas del cerebro relacionadas con la coordinación motriz, la memoria y la regulación emocional. A través de la animación musical, los niños no solo aprenden a tocar instrumentos como el cajón, sino que también desarrollan habilidades sociales y emocionales esenciales, como la empatía, el trabajo en equipo y la autoconfianza.
Como padres, es fundamental proporcionarles estas herramientas desde temprana edad, ya que estimulan su desarrollo cognitivo y emocional de forma divertida. Los estudios muestran que la participación en actividades musicales mejora la concentración, reduce el estrés y fomenta una mayor autoestima en los niños.
Así que, si buscas una manera divertida y efectiva de apoyar el bienestar de tu hijo, considera la percusión como una actividad educativa y terapéutica poderosa.